Silencio

En tiempos de silencio, uno habla hasta con las moscas.

Qué me queda en la vida

Qué me queda en la vida
fiestas, pachangas, purrunes,
vomitadera trasnochadora,
dulces, sexo, guaro, sexo, dulces.

El chicle que pierde el sabor,
la noche que se termina.
Los restos son de éste avión: de éste viajar entre cuevas y bocas.

Qué le queda a esta mi vida
revolverla más, entregarla de una vez,
comprometerla de una vez por todas
arreglarla, darle forma, soplarla,
recogerla y tenderla.

Qué me queda de la vida
más que aceptar algo que no entiendo
eso que no veo y que creo resuelto,
pelearme por nada para terminar cediendo.

Perder: eso me queda, perder.
Tiempo - dinero - espacio. Despacio.

Sexo por todos lados, fechas marcadas,
decir "te amo" cuando sea necesario, no cuando se sienta,
creer lo que todos creen, sentir el sentir colectivo.

Olvidarme de mí, darlo todo a la nada. Negarme.
Negarlo todo y salir corriendo.

¿No se entiende?

En los poetas

Yo confío, en la voz de los poetas,
en la voz de los antipoetas, de los prepoetas y los postpoetas;
confío en la voz de los repoetas, de los micropoetas,
los impoetas y los propoetas.

Yo confío en los intropoetas y en los interpoetas
en los despoetas
en los bipoetas
en los homopoetas
y en los heteropoetas.

Yo confío en los entrepoetas
y en los malpoetas,
en los subpoetas y los superpoetas,
en los hiperpoetas;
yo confío en los recontrapoetas,
en los maxipoetas, en los minipoetas
y los omnipoetas.

Confío, lo acepto, en los infrapoetas
en los retropoetas y en los transpoetas
en los anapoetas y en los hipopoetas,
en los exopoetas y en los hemipoetas,
en todos los poetas,
en los que son y en los que se creen
poetas, de vestimenta y moda,
poetas, de convicciones, suicidas,
en los poetas institucionales
en los poetas olvidados,
y hasta en los pseudopoetas creo
y hasta a ellos los admiro.

Confío además en los poetas multitudinarios,
en los poetas sensibles y en los rabiosos,
en los intransigentes y en los locos;
mis bellos poetas, tan proxenetas de las palabras,
tan prostitutos de los páginas y la edición salvaje.

En los poetas creo, por ellos vivo,
en ellos me regocijo día y noche,
ellos me muestran el camino.

Dios bendiga a los poetas,
a mis poetas, choferes ciegos de esta mi nave
de ésta mi vida sin rumbo ni sentido.

¿Y a qué hora comemos?