Ellas

La quiero a ella, ella de abrazos y sonrisas, ella que cose mis desperdicios de felicidad y tiempo, ella de tamaño mínimo, ella que me admira sin sospechas. Es que tengo dudas a veces, dudas de mi, dudas del cielo y de todo esto que parece bueno. Yo mismo no puedo ser tan bueno. De quedar bien se ha tratado mi vida: he dejado correr el tiempo.

A veces me pregunto si el consuelo de saber que he tratado es suficiente. La autocrítica es la única constante en mi cabeza: entre esto y aquello, debatiendo, Dios o mis instintos, mis cuestiones o la santidad interesada. Y entre todo, no está ella.

Pero está ella, la de conversaciones fluidas, la de momentos íntimos de sosiego, la de hablar y hablar, ella que no me cuestiona, que me sigue la corriente y me escucha, ella que se acopla a mis ideas. Me enamora, por qué no, su habladuría, su conversación tan propia e interesante: me parece interesante. Por otro lado, su peinado, su estilo fashionista, su despreocupación por el sexo, su apertura hacia todo, su necesidad de descubrir, su fascinación por lo nuevo.

Mas entre todo no está ella.


Pero está ella, la que me guiña el ojo, la de sonrisa pícara, la flaca de gusto por la música ecléctica, la de sonrisa detrás del escritorio, más grande, más distante, menos probable. Ella hablando de sus fiestas, su noviazgo milagroso; yo, mientras tanto, en medio del debate en mi cabeza: ¿cuestionar es mi pecado?, ¿cuestionar es siquiera un pecado?, ¿es mi intención pecar?

Era de llegar encenderlo todo e irme a sentar frente a ella, observarla en el teclado con esa forma tan sensual de mover la boca, los labios, la lengua: su mirada. Y entre todo no está ella.

Tiene que ser ningún requerimiento, tiene que ser la que menos me gusta, tiene que ser la de mente menos abierta, la de mirada menos tierna, la de sonrisa menos enigmática, la que menos se preocupa por todo esto que me preocupa. Ella, porque aunque dentro de ella no esté ella, se le parece tanto...

Como siempre no está en mí la decisión, es cuestión de tiempo y de dinero, de inversión, de interrogantes sin respuesta. Interna-externa, qué más da, siempre es la misma porquería:yo y mis existencialismos exacerbados.

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