ojos ceniceros
cuchillo en mano
sangre en las pupilas.
Ahí va el cerrajero,
labios de florero
encerrando las esquinas
abriendo el vacío de los suicidas.
Ahí va el policía
dulce tonto de fantasía,
golpes de macana
letras doradas sin pretextos.
Ahí va el bombero
con los pies derretidos
con los sentidos atrofiados
con el fuego en las venas...
El horror, los golpes, los ronquidos,
las muertes transversales,
presentes y completas...
las canciones redundantes.
1 comentarios:
Ha! Cuando leí esto no podía dejar de sonreir... me gustó demasiado... creo que estas líneas van de más para describir mi gusto por este poema...
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