quiero ir a conocer al diablo, una tarde de estas, invitarlo a una coca o una sprite, dependiendo de mi humor y la humedad. quiero verlo a la cara y charlar quitándome finalmente la máscara. quiero hablar con él de cómo llego a ser tan grande psicólogo, administrador, analista y mercadólogo en tan poco tiempo, y que de paso me dé un par de tips.
quiero sentarme en la banqueta de su barrio, que de seguro será un lugar tranquilo y apacible, templado y lleno de niños corriendo (que de seguro estarán volando barrilete para estas épocas... sí, claro...), no habrán ahí suicidas, ni asesinos, ni psicópatas, ni mártires, ni políticos, ni idiotas de banco. quiero ver la tarde caer mientras hablamos, ahí sentados, de amores, de pasiones y de hobbies. y cuando esté con el diablo, entre risas y versos, quiero poder verlo a la cara y expresarle lo simpática que me parece su idea.
yo no espero ser el más grandioso ser que jamás haya existido. quién sabe hasta dónde podré jamás llegar. sólo quiero una tarde con el diablo, para que mañana cuando despierte otra vez en mi infierno, ya no me sienta tan mal al verme al espejo.
no es que pretenda darle la espalda a Dios, aclaro, es sólo que el deseo de dejar de odiar y empezar a vivir es mi afán número uno, es mi arma más potente, es mi motor para estar vivo, y éste sería mi primer paso en ese rumbo.
2 comentarios:
Viejo... GENIAL!!! Para qué decir más...
Que buena la nota... no puedo decir genial, porque ya lo dijeron... pero esta para meditarla.
Saludos
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