Escribir es el mejor purgante
(yo y mis tonteras, lo único que me queda),
sacarlo todo,
vomitar si es necesario,
corromper el alma,
destronarse a uno mismo,
quebrarse la cara,
apagarse las velas,
bajarse del pedestal,
tomar asiento en primera fila,
estar atento, ver el show,
la decadencia,
la propia autodestrucción,
el murmullo,
los despojos,
la tronadera de huesos,
la luz inmaculada,
la santidad derrotada,
el agua corriendo,
el polvo en el aire:
las ideas son sólo ideas.
A veces tengo una sensación rara,
como si el fin del mundo estuviera cerca.
Ella, calladita. La veo descender poco a poco.
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