Tengo mi conejo blanco,
que me recuerda a cada rato que ya voy tarde
y mi reina de corazones,
esa perra esa que siempre quiere cortarme la cabeza
y una oruga azul
que me cuestiona si soy quien digo ser todo el tiempo
y que me escupe el humo cuando fuma.
Tengo mi pastel para hacerme gigante
cada vez que escribo algo bello
y mi pócima para hacerme minúsculo
cada vez que recuerdo algo más bello que escribí
pero nunca te dije.
Tengo este mi País de las Maravillas
plagado de fantasía y cosas sin sentido
y mi lista de imposibles
y mis ejércitos de naipes dispuestos siempre para la guerra.
Tengo un par de castillos increíbles
y una docena de animales que no paran jamás de hablarme;
unos creando chismes, otros contando chistes
y otros recitando algo de poesía barata.
Tengo la mesa servida todo el día
siempre lista para cuando se me ocurra tomar el té
y si se me antoja, puedo darle vuelta a todo esto
y pintar las rosas blancas por rojas si prefiero.
Tengo todo lo irrealizable y lo absurdo a mis pies
y el infinito de este mundo subterráneo
para hacerlo y deshacerlo cuando quiera.
Pero,
¿para qué quiero este País de las Maravillas?,
¿de qué me sirve imaginarme lo increíble
lo imposible y lo irrealizable,
y darle forma y materializarlo?
¿Para qué quiero todo esto
si aquí nunca está Alicia?
¿Es que acaso soy yo el Sombrerero Loco,
que espera siempre por Alicia para empezar la fiesta,
o soy yo la Alicia extraviada,
que ya no encuentra más al Sombrero dispuesto
para que siga preguntando por siempre y para siempre
en qué se parecen un escritorio y un pájaro negro?
Esto no es el País de las Maravillas,
no hay maravillas si no te tengo,
si no estás conmigo para dibujarme,
si no estoy contigo para divertirte,
si todo lo que hago se queda en el aire
si todo lo que escribo sigo siendo imposible.
Hoy celebraré el día de mi No-Cumpleaños
y voy a estar bien borracho sobre el reloj averiado
que no ha dejado que pase el tiempo por puro capricho,
porque aunque el mundo siga girando
y las cartas sigan luchando,
yo sigo atascado en la muerte las flores,
yo sigo de luto
y el té para mientras se sigue enfriando.
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