La realidad aparente es la que nos embriaga
la que nos hace estar descompuestos todo el tiempo
la que nos incita a dejar los sueños
y cambiarlos por la búsqueda constante
de las realidades que no creemos.
Titubear, sentarnos a dormir,
soñar puras patrañas y creer puros cuentos
vivir entre dragones y castillos y sirenas;
vestirnos de luto para siempre
para jugar con el filo del machete sobre el cuello
cada vez que no logramos ver la luz brillando.
Extendernos entre nuncas
contemplar la eternidad de nuestras oraciones
corriendo hacia el infinito de un pasado infeliz,
entre las tumbas de los recuerdos bonitos
que cambiamos por máscaras de carnaval sin forma.
Las dudas, corazón, son la verdadera realidad
y las respuestas su objetivo definitivo,
lo único que nos permite seguir caminando;
porque la respuesta no está en el camino
la respuesta no es la solución de los problemas
sino el premio que viene
si no dejás de cuestionarte con cada paso que das
con cada momento que vivís,
con cada golpe y cada caricia que no te guardás
con cada beso que se incinera entre los labios del presente
y la boca de lo que no conocemos,
pero que sabemos, nos pertenece.
Es una mera cuestión de fe
esto de estar vivos y vivir por algo,
y si a eso vamos,
por qué no,
también vivir por alguien.
0 comentarios:
Publicar un comentario