- Es que no me gusta esto sino todo lo contrario, porque en esto están todos.
Mírenme: yo, el otro, el que no es como los demás; el que oye rock, el que oye trip-hop, el que no sale a parrandear. Yo, el hermitaño amargado, el que no se pone bolo en las fiestas, el que no tiene pisto ni ganas. Hace tiempo perdí las ganas.
Me gusta tener momentos íntimos con mis ideas. Me siento a pensar, a reflexionar, a filosofar o cualquier otro verbo que trate de decir de forma interesante que simplemente me siento a pasar el tiempo.
Hoy veo las cosas de otra manera: que otros vivan.
Todos en algún momento creen conocerte, es que de hecho lo llegan a hacer: con tanto hablar y hablar sobre cómo sos diferente, es obvio que los demás se dan cuenta de tus caprichos y tus charadas. Con el tiempo, inclusive, llegan a creer que saben qué es lo mejor para vos.
Hoy veo a mi sombra hablando: sigue gritándole a todos que se acerquen a ver sus maravillas, sigue hablando de sus momentos en solitario y cómo los disfruta, de noche en noche, en bares perdidos, a todo el que puede... principalmente a mujeres.
Yo no tengo gracia ni luz propia, simplemente reflejo la luz que ustedes irradian. Que otros brillen porque a mí ya no me interesa.
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