era puro, sombra o fantasma,
lo más simple, básico,
lo que me funcione mejor de excusa.
Yo era esquina de los sueños,
tranquilidad: sonrisas.
Fui de viaje, al olvido, un par de años.
Volví en llamas.
Volví artefacto regenerativo.
Fui de visita, a la muerte, al suspiro.
Volví en llanto, volví en trámites funerarios.
Todo se acumuló bajo la almohada
gritándome entre sueños:
"nada cambiará el mundo, nada cambiará el mundo",
ni siquiera mi iniciativa, ni siquiera mi autoflagelamiento.
Voy caminando, voy despacio, voy saliendo.
La historia se repite,
o se repetirá
antes de tiempo.
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