Dos mil tres

A veces imagino una tarde de marzo,recuerdo,
un carro ajeno desplazándose por el boulevard principal
ese hilo gris que es el asfalto
atravesando de un lado a otro ciudad san cristóbal
entre hileras continuas de árboles metálicos
y luces artificiales apagadas.

Manos escapando por las ventanas,
cigarros prendidos enrrollados entre los dedos,
promesas y canciones en el aire,
ideas extraviadas de 5 jóvenes buscando lo que no conocen
corriendo hacia el ocaso.

Navegantes galácticos
cocodrilos astronautas
mensajeros paquidérmicos
soldados del olvido,
pequeños demonios de la nada.

Ahí vamos, desterrados,
entre amores de patojas traicioneras
entre espinas de rosas venenosas
a toda velocidad por el boulevard infinito
de éste mundo aparte (ciudad san cristóbal),
subiendo la vereda del sol poniente
escalando la escalera de la continua decadencia,
marionetas de una venganza cósmica,
entre las ratas de corbata y guayaba,
desinteresados de las preocupaciones laborales y tributarias.
ahogados para siempre, ahí vamos,
por la carretera de la desilusión intermitente
de las rupturas para siempre,
amarrados por pura soledad compartida,
libres por la simple idea de la juventud inmediata,
soñando con algún día cambiar el mundo
por una manzana o una tortuga gigante,
para poder escapar haca algún lado, sin importar hacia dónde,
montados en los caballos traslúcidos
que se forma el contoneo del humo que se nos escapa de los dedos.

¿Te acordás de esa vez?
Es que yo sueño con ella todas las noches...

Descender

Escribir es el mejor purgante

(yo y mis tonteras, lo único que me queda),

sacarlo todo,
vomitar si es necesario,
corromper el alma,
destronarse a uno mismo,
quebrarse la cara,
apagarse las velas,
bajarse del pedestal,
tomar asiento en primera fila,
estar atento, ver el show,
la decadencia,
la propia autodestrucción,
el murmullo,
los despojos,
la tronadera de huesos,
la luz inmaculada,
la santidad derrotada,
el agua corriendo,
el polvo en el aire:
las ideas son sólo ideas.

A veces tengo una sensación rara,
como si el fin del mundo estuviera cerca.

Ella, calladita. La veo descender poco a poco.

El Nudo

Ésta es la historia de un esposo que por más de 26 años había estado amarrando y amarrando a su esposa. Todos los días y cada vez que ella quería hacer algo y le comentaba sus intenciones, sin decir palabras el tipo le respondía haciéndole un nuevo nudo con el lazo ese que la sociedad llama matrimonio y que algunas mujeres usan para ahorcarse en la cocina, otras para tender la ropa, otras para amarrar al chucho y otras para corregir a sus hijos.

Una noche durante la cena, luego que ella le recriminara todo el tiempo que había perdido a su lado, todas las cosas que había dejado de hacer por él, tantos sueños que se fueron desgastando como el jabón para lavar los trastes sucios y tanto tiempo de no saber de ella misma, él se levantó de la mesa y empezó a caminar en silencio dándole la espalda hacia fuera del comedor. Habría dado unos 8 pasos cuando se detuvo, se volteó y luego de obsequiarle una mirada altiva y orgullosa, le dijo: "Tantos años de dedicarme a hacerte tantos nudos de nudos y sobre cada nudo, otro nudo, y el único nudo que no te he podido hacer es el de la trompa para que te quedés callada por lo menos un ratito... ". Ella se quedó callada un momento con los ojos bien abiertos. Se metió en silencio a la cocina, sacó su lazo del gabinete, se lo amarró al cuello y se ahorcó ahí mismo en la cocina. Ese fue el último nudo en su mentado lazo.

Lo cómico del asunto, es que irónicamente tuvo que hacerse un último nudo la tipa para poder librarse de una vez por todas de todos los demás nudos.

Cosas de la vida...

Con todito, todo...

Porque a pesar de las cosas que digo
y que nunca debí haber dicho
todas las cosas que he hecho
y las que dejé de hacer hace un buen tiempo
aún con todo este tiempo
acumulando razones y pretextos
cómplices de berrinches
y mi constante miedo a perder lo que aún no tengo
aún con mis complejos egoístas
y el orgullo del que cree conocerlo todo
con estos celos tan celosos
y esos vicios recurrentes que aún no suelto
con todito, todo...

Tú seguís aquí, para mí,
firme, siempre a mi lado
haciendo divertido el camino
compañera de viaje de este soñador compulsivo
con todo y todo, y quizás hasta sin nada
me hacés seguir, sentirme vivo
querer llegar a algún lado...
y te amo.

Y es que a veces no te entiendo
y de los nervios me cuesta quedarme callado
porque aún con tanto tiempo, todavía te miro y tiemblo
y lo que era fácil, lo vuelvo tan complicado
con todo y todo mujer,
y aunque no siempre lo demuestre,
no hay nada que me haga más feliz
que abrir los ojos y verte paradita aquí en frente
y es que con todo y mis problemas existenciales
con el hecho de que me cuesta llegar a tiempo
y que hay diferencias que todavía no resuelvo
con todo lo bueno y lo malo que llevo dentro
con todito, todo,
tú seguís aquí…

Para matar con palabras

Radiohead y su Fake Plastic Trees son suficientes...

y más al final, cuando Yorke canta:

She looks like the real thing
She tastes like the real thing
My fake plastic love.
But I can't help the feeling
I could blow through the ceiling
If I just turn and run.
And it wears me out, it wears me out.
It wears me out, it wears me out.

And if I could be who you wanted
If I could be who you wanted
All the time, all the time.
Oh, oh.