Quisiera...

Quisiera tener
un desfase mental,
un pequeño lapsus,
un momento de destierro
que justificara tanta maldita espera,
tanta locura,
tanta impaciencia.

Yo soy amor

Yo soy amor: yo soy amor encarnado, degradado, oxidado, triste, muerto y enterrado, y resucitado, y en movimiento perpetuo. Yo soy amor, amor de mentiras, amor en serio, amor enamorado. Desgraciadamente enamorado.

Yo soy ese amor que dices tener en las manos, el amor que masticas cuando haces el amor, el amor que penetra tus poros y se interna en tus profundidades húmedas y en los restos de sexo que dejas en las almohadas.

Yo soy amor incidente e incisivo, amor que corrompe y justifica, amor que maldice, amor que destierra. Soy amor: conozco el amor.

El amor vive en mí, el amor me conoce. Yo soy amor.

Yo soy amor con ganas de amor. Ganas de algo de amor en botella, de un té de amor, de un espaguetti al amor y de hacerte el amor sobre la mesa, de arrancarte la ropa por amor, por puro amor salvaje.

Yo soy tu amor y quiero encontrarme con tus adentros, con tu lengua, con tus llagas, con tus algas submarinas ondulantes.

Soy el amor, el único amor que has conocido, el navegante solitario de tus venas y tus memorias.

Desinspirado

¿Cómo encerrar en un frasco la ilusión, la idea, la inspiración en su esencia, en lo básico de su forma?...

¿Cómo se va la inspiración, a dónde se va, por qué me deja?...

¿Quién soy así: sin ella?...

Soy un adoptado de la masa, del gentío acumulado, haciendo cuello de botella en las puertas del infierno. Soy parte de algo grande y sin forma, sin sentido, algo que se dirige al final, algo que de alguna manera se mueve.

No niego el movimiento, que sería peor estar parado, pero el no tener un por qué para todo, sólo me hace creer que esto se esta íendo mucho a la mierda. Tengo fe, tengo ganas... ¿y el motivo?

Tengo ganas de estrellarme contra la cama.
Tengo sueño...

Ella es memoria

Hay cosas en mi cabeza, una pala, una hoja de papel... cosas... no me dejan tranquilo, un lazo, un lazo multicolor, una idea, la borro, renace, se esparce, una nota, una tira de papel rosado, una fresa, una fresa gigante. Una idea, la mato, la rompo, la quiebro, sea como sea, siempre regresa. Una maldita, berrinchosa y sometida idea, aunque es más bien una duda, una descalma, ansiedad en una dosis concentrada, acidez mental, un malestar impulsivo de malabares y fuegos artificiales inesperados. Irremediablemente atrofiado, descompuesto del alma, con llagas en erupción, con la cabeza realmente echada a perder y echada a la suerte y echada a la perdición.

Una canción de memorias todos los días de mi desvida, de mi desencanto, de mi decepción, de mi desacato. Como si necesitara una dosis de realidad y un poco de soledad en cápsulas para dormir. Esto se está saliendo de control... 4 años ya estúpidamente soñando con respuestas y nada más; 4 años y fracción acumulando preguntas, en vano, en definitiva sin sentido.

4 años de vagar por mi cabeza, por mis deseos irreverentes, mis pestañas vacías, mis reflejos suicidas, durmiendo esta bestia incontenible, durmiendo con mis monstruos siestas dominicales improvisadas, para entretener un poco mis fantasmas, mis miedos, mis penas y, nuevamente, mis dudas.

Me provoca escribir toda esta bola de mierdas que acarreo dentro, de un lado a otro... debería soltarla... debí dejarla donde estaba, aquel día, no recuerdo qué día exacto, pero ese mismo día, el día en que perdí una bufanda, el vendaje de mi corazón, cambiándolo por una promesa incumplida, una despedida desprevenida, anunciada si, pero aún hoy, sin respuesta.

¿De qué se componen los recuerdos?, hablo de recuerdos no de memoria, porque la memoria es sólo el medio, pero son los recuerdos los que le joden a uno la cabeza, la vida, la existencia. Son esas noches de suspiros, esos tubitos de hierbas consumidos, esos abrazos podrídamente ricos, malditamente ricos, inútilmente ricos. Todo esto que se ha dicho, que se ha quedado en el tintero, todo esto, todo aquello, todas las putas ideas, todo este puto arraigo, toda esta maldita ansiedad descomponiéndose en mis venas, tanto recelo, tanto orgullo y aún así, tanto remordimiento. Tanto puto remordimiento.

Uno vive, se muere en las manos de alguien. Uno ríe, llora en el hombro de alguien. Uno hace, espera en los ojos de alguien.

Esto y aquello y todo lo demás... ella. Ella, la helada, la concupiscente, la esotérica, la real, la inerte, la fresa, la patada-en-los-huevos, la inmóvil en un momento eterno de mis memorias recurrentes.

Esto, esta maldita aflicción y el desvelo me hacen hacer lo que hago para hacer algo, porque aunque haga poco, se hace lo que se puede.

Éste puto hoy

En estos días, estos de hoy, no los de ayer ni los de mañana:
estos;
quisiera más que nunca ser inmune, pero no inmune,
sentirme confiado, pero no confiado,
sentirme seguro.

En estos días, los que cargo en la pupila,
los que me cuelgan de la barbilla,
quisiera encontrar en mi casillero algo más que la duda implacable que me sigue,
algo menos que este sentimiento irreal de tener todo bajo control,
algo como un beso que cure las ideas,
algo como un abrazo que una de nuevo los huesos,
algo que pare el deterioro de mis coyunturas
algo que me crezca de las manos,
algo como una ilusión...
tal vez.

Y hoy, ¿qué?, ¿qué pasa con hoy?
Es que me ha abandonado el niño,
me ha dejado aqui plantado en medio de la gente,
en este magno edificio de transacciones y procedimientos,
de firmas y boletas numeradas,
de policias en la puerta,
de carros blindados que entran y salen,
como tortugas presurosas,
como cucarachas culpables;
y también se ha desaparecido en la grandiosa nave de estudios
en ese edificio gris y amarillo, poco elegante,
donde incurro en mis faltas, donde vomito mis intenciones
donde le ponen nota a mis intenciones
donde cuestionan mis intenciones.

Y para mientras, aquí, yo,
desfilando como un ser miserable
vil
rememorando lo que nunca fui.

Cuántos momentos he estado esperando
para nada,
cuántas nubes he dejado pasar por estar muy cerca.

Me callo, me coloco el headset, ingreso mi password,
i keep quiet until se acaba mi horario.

Vengo el sábado;
este sábado vine, y el otro, también vine.

Cuando sienta ya no va a importar tanto.

Punto de nostalgia

Extrañar unas manos, algo de lo que uno se aferra, unos dedos finos, uñas semi largas, labios rosa.

Extrañar aquello que no fue de uno, algo que era invisible, algo enredado en una mirada, algo encerrado en un par de ojos, algo que se extendía con las lágrimas que le lloraban a eso, eso que aún no sé si era cierto.

Extrañar ese abrazo que era tan rico, con el frío de las paredes grises, algo que duraba la eternidad del segundo en que se daba, eso que era la fantasía del que ha esperado entregar el corazón toda la vida.

Extrañar la sensación de poder llegar y extirparse del mundo.

Extrañar la idea de verla entrar, de verla caminar, de verla hablar, de verla verme, de verla viéndola.

Ella, ella con la que no he hablado hace ya un año. La que se quedó con mi suéter, mi bufanda y la parte del corazón que ama por primera vez, la parte clara, la parte ingenua, la parte dulce, la parte ilusa, la parte que luego se vuelve melancolía.

Extrañar las palabras y las risas y lo que se decía entre líneas, lo que nunca se entendió, lo que no era necesario pero abundaba.

Extrañar algo que sólo yo sentí, que nunca sentí, o que tal vez creí sentir.

Extrañar algo que nunca podré contar, algo que queda entre mí, su recuerdo y mi lengua.

Simplemente extrañar algo que se termina con la canción que llega a su fin en este preciso puto momento.

El perro amor

El perro amor tiene las patas cutas
tiene la mirada perdida
las pupilas dilatadas
el perro amor, el mismo de nunca,
el que lame mis heridas
el que me mueve la cola cuando me ve.

El perro amor de rabia, me toma
y en su locura me rasga la carne
y clava sus colmillos caninos en mi alma
desgarra los músculos de mis pies
y toma su tiempo quitando la carne a los huesos.

El perro amor, amor perruno,
amor que ladra,
amor que aulla,
amor que gime y saca la lengua
cuando hace falta una dosis de saliva.

Y de sus gruñidos me hago esclavo
Y a sus movimientos me someto.

El perro amor es el que llevo,
del que se renueva entre sístole y diástole
que se esparce entre mis venas
que se riega por mis periféricos
que correo libre por mis cables
por mis hilos de fibra óptica.

Es otro nivel el perro amor
es otra vida, otro rollo, otro mundo.

Rave-lusion

pDescomprensión y derrame, un ojo que no abre
se cierran las ganas, se abre lo inverso
creo en la idea,
pierdo las mañas
que veo que viene lo que va cuando vaya.

Entiendo las siglas, leo el código
descifro otro mundo, encuentro lo inerte
cuando tenga alma, cuando tenga vida
cuando tenga sueños de sueño
cuando encuentre lo ausente.

Es de unir puntos y romper dientes
es solo sortear los rumbos
deshilar los miedos
escribir lo que entiendo

escribir lo que veo.

Creer no es sospecha,
mas bien certeza con fundamentos
es vivir un pensar

es crear la esperanza

es vomitar lo que pesa

es corromper el sistema

es rebeldía que forma, es rebeldía que construye.

Únase al paso del zopilote,
el que busca carroña y sobras,
el suicida que danza negligente
la madre que engendra dulces lamentos.

Hay que forzar el inconsciente
hay que invadir el silencio.

Soledad

Pero ella me alcanzó a mí primero,
la soledad (esa perra),

con el deseo, con la intención.

¡Ay! soledad de confusión
soledad de obediencia,
soledad de darlo todo
por sentado

o por idiota.

¡Ay! soledad que me inunda,
porque a todos he abandonado,
y es entonces que ha llegado,

soledad, la soledad infinita de la que hablan el poeta,
el doctor, el abogado y
el profetanalfabeta...

Esa soledad que se ve apetecible
de lejos,
pero que sabe amarga en la boca,
de cerca.

Esa soledad que no inspira cuando no se tiene,
esa soledad que consume cuando llega,
entra y se toma un café con el alma endiablada
del pobre solitario consumido.

Todos se han apartado, ya todos se han ido.

Mi soledad y yo nos hemos tomado las manos.

Si todavía existís...

Si todavía existís,
es como esa sombra que pasa en slowmotion
robándose un segundo de mi existencia.

Si todavía existís,
es como un recuerdo lejano y sin forma,
que pesa y aun se siente cuando asalta mi cabeza.... no más.

Si todavía existís, es como un ataque de nostalgia,
un remordimiento quizá
o hasta un recuerdo necio que no quiere apagarse.

Si todavía existís, es como un momento en el pasado,
un abrazo que prometía,
una ilusión que pretendía,
un sueño que deseaba,
un jamás que dudaba,
un conjunto de palabras que no parecía necesario.

Si todavía existís, te tengo como una foto en la gaveta,
como una carta en un sobre,
dentro de una caja, dentro de un baúl, en algún lado.

Si todavía existís,
no sé por que me importa tanto,
si finalmente es que me siento dolido,
incluso algo molesto,
que sea yo quien escriba esto, que sea yo quien te recuerde,
que sea yo quien guarde tu foto
y tu carta
y tus palabras que nunca fueron.

Si todavía existís,
no se quien seas en este segundo,
mas allá de esa pequeña felicidad que me inundo algún día.

Yo (coma)

Yo,
la estúpida versión sobre-valorada
y excesivamente exagerada de mí mismo,
como nunca.

Yo (coma)

el pensante errático de las moscas astronautas,
el que enhebra agujas para dormir,
el que descree de todo,

indicio de vida, sobresalto de la muerte.

El que no tiene agallas para enfrentarse
a ese monstruo complejo y cuadrático que habita en la cabeza...

¿Cabeza de quién?, ¿cabeza de cabra?, ¿cabeza crónica?

No termina la ilusión, la lucha,
esta carne provocada de iras y pasiones frustradas y necias.

Tengo algún desasosiego
en aceptar la idea de que la paz está de mi lado: a mi lado,

porque esa perra no vino a saludarme
y desearme buen porvenir.

Cabeza de radio

Cabeza de radio

Cabeza de radio

Cabeza de radio.

Arbolacción

Perdí una pierna y las ideas se me han estado fugando
cabal, justo
por el agujero de la extremidad faltante.

Vienen luego las memorias,
como lunares
sobre la piel de la existencia que corono,
como moscas del rostro de mi momento.

Ahora tengo barba en los sueños
y tengo quimeras en las raíces,
raíces acuáticas, marítimas,
de gelatina burbujeante,
de saliva y detergente.

Ahora tengo una partición de errores y lamentos.

Antes: un disco duro errático y lamentable.

thom_thumb

Recuperar lo otro

Me peleo todas las mañanas contra el ser del espejo,
ese que me reclama el no ser lo que prometí,
no ser lo que pretendí.

Del otro lado me ve con lástima, borroso,
impune,
como si él no fuera el culpable de mi estado,
o al menos no tanto,
como si no fuera por él que me siento desterrado
de mí mismo
de mí mismo
de mí mismo...

Tengo la sensación de no ser lo que veo en el reflejo
precisamente,

pero después de ver tras la luz,
después de dilucidar los pequeños rasgos que aún no entiendo,
veo grama, veo tierra, veo agua...
de este lado: concreto y metal: yo.

-@-

Cómo se recupera el sabor de la comida...
cómo se recupera el olor de lo incierto...
cómo se recupera el cosquilleo que provoca lo nuevo...
cómo se recupera el escalofrío de lo imprevisto...
cómo se recupera el...

cómo se recupera lo otro...

El Amor

El amor, esa entera perdición,
encerrando los pecados mas puros,
los encuentros apurados, los destellos de luz:
los fantasmas más temidos, los deseos más carnívoros.

El amor corrompe la belleza establecida:
da forma a lo irrealizable, a los sentimientos.

El amor da alas, da brillo, marcas en la piel,
marcas en los los labios, re-define los vértices y los contornos,
da solución a las ecuaciones de lo impensable, de lo sublime.

El amor deja sus uñas marcadas en la espalda,
deja su saliva por toda la lengua,
deja los dientes clavados en el labio inferior.

El amor deja el palpitar acelerado,
deja las espinas encerradas en el corazón,
deja el alma en una carrera infinita.

El amor corrompe la santidad, renueva la vida,
el amor desordena, provoca olas en la sangre.

El amor es la muerte más bella, más sublime, más profunda.
Sí: el amor mata

y la muerte le sienta tan bien al enamorado.

El amor es la preocupación y la pena,
es la claridad,

la dulzura de un helado en verano.

El amor es un toque de fiebre, un toque de cáncer, un toque de gripe, un toque de demencia.

El amor es la única verdad, el único destino.

El amor es ese canal que nos conduce a lo supuesto:

pura fe.

Es un el camino hacia Dios,
y Dios somos nosotros,
y Dios es nosotros,
y Dios nos ama,
y Dios es nuestro amor,
y besamos a Dios, y acariciamos a Dios,
y Dios nos sostiene y es Dios quien nos lleva con el corazón
hacia el amor.

Y ella es Dios.

Ella y su beso y sus manos y la capa de terciopelo que cubre sus interiores.

Ella y sus interiores.

Mandarme a la mierda

Hola, sangre en mis pupilas,
filo de la navaja: ojo entre mis dedos.

Manos temblorosas
entre unos y ceros
de viajes interminables al ocaso, al reflejo estático en la ventana;

y eso soy: ese fantasma perdiéndose en el fuego del sol que renuncia,
en el suspiro de la tarde.

Y los dedos finos y puros,
dedos de humo, dedos delgados,
haciendo nudos,
las lenguas (esas perras).

¿Y qué escribe mi lengua?,
¿qué escribe mi torpe intención en su acción impulsiva?

¿Es que no tengo ya ganas de vivir?
¿Me he vuelto acaso suicida errante,
que se niega a aceptar los términos en que la vida se presenta?

Como si fuera mi clavo, como si fuera mi pena...

... como si fuera mi culpa...

Nulo el sentido, nulo el formato, nula la idea.

Quiero cancelar mis deudas (una bomba en la oficina)
y quiero cancelar la vida de oficina
(una bomba en la intención de hacer algo)
y quiero cancelar el "qué-hacer" adquirido
(una bomba en el pecho)
quiero cancelar todo por lo que vivo (una bomba en la memoria).

Aparentemente, es momento de un reventar de cabeza,
de una explosión de mis sesos,
un estallido de mis vísceras y mis archivos.

... Pienso de más...

A veces creo que no tengo los huevos
los bríos, las bolas bien puestas.

Regreso a mi momento inicial,
sujeto a mí mismo,
sujeto a lo que nunca conozco.

Hawaii suena llamativo.

¡Ah!, cómo quiero mandarme a la mierda...

Nostalgia I

Es complicado eso de la guerra contra la memoria,
contra la existencia misma y la esperanza, el reptar del alma,
el masoquismo interior y las cuestiones existenciales.

Sembrar en la oscuridad del olvido,
pensar en la figura de lo que se ha marchado,
todo ese respirar constante del mismo humo,
del mismo gas tóxico que emana la nostalgia.

Quemar los ojos, quiero, quemar el suéter,
quiero, quemar, quemar las hojas, las cartas,
el correo electrónico que aún guarda evidencias
y el retrato intacto del vacío.

Quemar las ganas, el hambre, la necesidad de estar dolido,
de tener lo que se fue con las tardes de bachillerato,
con los inviernos de mis vacaciones adolescentes,
quemar las letras, escribir sobre mis suicidios calcinadores,
mis porciones de humo con filtro,
mis desvelos desproporcionados y mis desfases semanales.

Quiero quemar con una cubeta de llamas la incertidumbre,
la curiosidad y la duda, las canciones desoladas de Billy,
el melodrama escrito en papel reciclado, la intención corroída
y el desencanto de una mano entregada,
condenada irremediablemente a cadena perpetua.

Quiero saber sin saber lo que sabría si supiera lo que no sé.

Quiero desangrar este tormento a lo Poe y su cuervo de mierda.

Quiero querer no querer lo quiero
para querer lo que realmente quiero,
sin querer realmente más que eso que quiero.

Hay cosas

Hay ciertas penas que uno no debe llorar,
ciertos rumores a los que uno no debe ceder,
ciertos desvelos que uno no puede cosechar,
ciertas palabras que uno no debe creer,
ciertos tormentos que uno debe aguantar,
ciertas tristezas que uno debe cargar,
ciertos suspiros que uno debe callar,
ciertas soledades que uno debe amar clandestinamente,
ciertas nostalgias que uno debe guardar,
ciertos remordimientos que uno debe tragarse...

Hay ciertas mentiras que uno debe creerse,
ciertos golpes que uno no puede comerse así nomás,
ciertas búsquedas que uno no puede terminar
uno no debe terminar
uno no debe comenzar...

Esas búsquedas peligrosas
búsquedas de algo conocido,
del final para un poema inconcluso,
del destello final de una nota musical extendida por siglos,
de una comedia funeraria, de un cometa estacionado...

Hay ciertas cosas que uno no debe encontrar...

Hay ciertas cosas que inventan los escritos,
que conjugan palabras, que tejen historias,
que entrelazan sentimientos y corromper almas...

Hay ciertas cosas que se pierden para siempre...