Pregunto

A ver, ¿por qué no te podés mover, por qué no hablás?
¿Por qué estás parado en este universo de histeria, de historias
este mar donde todos hablan, nadie escucha
y lentamente pareciera que la estrategia de la indiferencia
ha surtido efecto?

¿Por qué, mi amor, yo mismo que me hablo,
por qué te has perdido en el intento,
en la gana de querer aportar algo al viento,
algo al soplido de las palabras que viajan en el aire,
algo al suspiro de los poetas,
al lamento de los positivos,
los positivos hipócritas que se lamentan
que agonizan en su sonrisa y su actitud insolente?

¿Por qué, mi niño, yo mismo gritándome,
por qué te has tratado de unir a la masa,
por qué te interesa siquiera moverte,
ver a través del espejo, como esperando,
como soñando desde el otro lado de tu mirada?

¿Y por qué, corazón, te enamoraste,
por qué vendiste lo que eras por lo que querías ser,
por qué has venido a ser un protegido de la gastritis,
el hijo de las infecciones, el amigo de tu dolor de hombro?

Tantas preguntas, ¿por qué nunca hay respuestas?

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