Propuesta

Te propongo esto: empecemos de nuevo. Empecemos de nuevo despacito, de besito en besito, con movimientos simples, dedicados, sin hacer ruido, con los ojitos bien abiertos, el alma al ire, calladitos.

Convenceme nuevamente y dejame convencerte de regreso. Apaguemos el mundo, tan solo un ratito, un dulce minuto para renovar las promesas de estos dos corazones gemelos.

Dejame pasar las manos por tus heridas para intentar curarte suavecito, despacito, calladito. Dejame tocarte de repente y sentirte de nuevo como antes, igual pero diferente, aprendida, aumentada, enamorada de mí como nunca y hasta más que antes. Dejame desdibujar mis maldades infantiles, mis martirios recurrentes, mis pecados caprichosos. Dejame quererte más que siempre y para siempre, saber que aquí no se ha perdido nada, que apenas si le hemos quitado la cáscara al sentimiento.

Dejame dejarte sanarme, dejame pedirte que no te vayás, que te quedés aquí adentro, conmigo, en silencio, calladitos, abrazados, olvidados de todo lo que pasó y seguirá pasando allá afuera.

Te propongo empezar de nuevo: renovarnos, rehacernos, repetirnos. Te propongo que tengás por última vez un poco de fe en mis palabras, un poco de fe en mis ojos que te ven ilusionados, que aún después de tanto tiempo no ven a otro lado. Te propongo que esperés a ver qué me traigo entre manos, que tratés de entenderme.

Te propongo que leás esto y sepás ante nada, que toda inspiración y toda felicidad en mi vida llevan sólo tu nombre, que hoy no sé dónde estaría si no fuera por tus manos que me han salvado tantas veces de mí mismo. Por tus besos y tus caricias que me llenan de esperanza y el sabor que tiene la vida si la tomo de tus labios.

Y es a través de tus ojos, mujer, que veo luz adelante en el camino. Es a través de tus ojos mi nenita, que comprendí alguna vez el amor, que me sentí capaz de amar y ser amado.

Te propongo que no importa lo que pase, ante todo, nos amemos.
Te propongo que no digamos más y nos hagamos una bolita.