Aquí no existimos, ni tú ni yo. Aquí apenas si tenemos forma y olemos a algo y hablamos de algo. Entre tú y yo fluyen apenas, pequeños lazos de delirio y un poco de regué de un disco compacto medio rayado. Entre tú y yo hay poco de algo, mucho de nada, un sol de pasiones y apenas algunos sueños coordinados. Hay muchas sonrisas, jueguitos de insectos infantiles, patitas frías, pases de baile que nadie conoce, algunas lágrimas, millones de sonidos y confesiones necias.
Tú no sos para mí, me vivís diciendo, pero al rato nos convencemos de lo contrario. Al rato nos entendemos, nos rozamos las ganas, nos cruzamos las miradas, nos hacemos alguna mueca tierna, nos aprendemos algún nuevo detalle de la cara, nos sobamos las antenas y de paso, si el momento y el lugar lo permiten, intercambiamos algo más que silencio.
Contigo no se puede negociar. Mejor venite a soñar un rato conmigo.
Aquí está tu tortolita mágica para cumplirte un par de deseos.
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