El Poeta

Entregado a mis vicios
he dejado la vanidad en la gaveta
me he pintado dos agujeros verdevioletas bajo los ojos
he llenado mi boca con dos hileras de piedras amarillas
me he dejado poblar la cara por un espeso bosque negro
y en la punta de mis dedos
una lámina traslúcida y larga cuelga
en cada punta.

Me he perdido cualquier invitación social
he prendido fuego a cada identificación
que pudiera levantar sospechas sobre mi existencia
he escondico mis ojos detrás de un par de lentes polarizados
y mis pies se mueven sobre un par de trozos de hule reciclado.

He olvidado cualquier pasado que fuera mío
cualquier memoria que pudiera delatarme
cualquier intento de revivir el accesorio flácido
de alguna oficina de algún edificio
detrás de un teclado
detrás de mil hojas de cálculo
esperando a que llegara la próxima quincena.

Me he dado un buen festín con 134 libros,
hasta quemarme los ojos,
hasta confundir lo negro con lo rojo,
hasta desentender cualquier historia posible.

Me he amarrado la soledad a la cintura
me he encomendado a los rayos de la luna
y he elevado oraciones paganas
al sol naciente de cada mañana.

Las ideas revolotean sobre mi cabeza
las intenciones se me escurren por la entrepierna.

Mi techo es clandestino,
mi cama improvisada,
mi comida una interrogante.

He abrazado lo único que sé hacer: escribir.

Aquí estoy vida:
con ganas de escupirte,
con ganas de gritarte lo puta que sos,
con ganas de escribir hasta podrirme,
con ganas de podrirme,
con ganas de escribir hasta volarme los sesos
con una bolígrafo punto fino entre los dedos
y un par de palabras de contrabando.

Aquí estoy vida
con tus intenciones bajo las uñas
con tus propósitos en las axilas.

Aquí estoy vida:
YO soy el poeta.

1 comentarios:

@... dijo...

Que buena lectura, me incita a salir y rompernos la cara con la vida y mi suerte.

Anotado a mi bibloggteca, espero no te moleste, compañero.