Estas ganas de llorar un diluvio

Me enfrento a mí mismo, me entierro la mirada, hago la señal y me dejo ir contra el espejo.

 

Hoy no he comido y por más que me pregunto qué me pasa, sólo sé que no tengo hambre. Me siento vacío.

 

Las manos me tiemblan y las profecías empiezan a tomar forma, a materializarse, trayendo de la mano un par de miedos de esos que no me dejaban dormir hasta hace unos 5 años. Me enfrento a mí otra vez a mi capacidad de sobreponerme a mí mismo, a levantarme y pasar sobre mí mismo, a mi necesidad de dejarme atrás y empezar de nuevo.

 

De pronto mi corazón late más y más rápido. Retumba como tambor de guerra y salta en mi pecho como si quisiera librarse de la opresión de mis costillas. Este corazón hipócrita, este corazón marchito, este corazón envenado. Digo, “If I had a heart”, como dice la canción.

 

Todo se complica porque no está en mis manos y es esta la frase que más he escuchado en los últimos 5 días: “no está en mis/tus/sus manos”. Al final siempre me termino rindiendo ante mí mismo y mis sentimientos confusos y confundidos.

 

Aleatoriamente informado, indiscretamente maldito. Un número y un nombre: la perdición completa. Logout.

 

Todo pasa a segundo plano y fumo como degenerado. Creo que me estoy dando por vencido. Creo que el cansancio y el desgaste están haciendo estragos. Simplemente creo que esto podría llegar a importarme menos y de paso importarte a ti un poquito más.

 

Sólo espero que mañana ya no importe de todas formas, porque no sé por qué, no se me quitan estas ganas de llorar un diluvio.

0 comentarios: