ni para darle color a la tuya,
ni para pintar bonita la casa de nuestros sueños.
No te quiero para encenderme los días por la mañana
ni para apagármelos por la tarde cuando ya esté bien cansado
ni para soñar contigo cuando durmamos empiernados.
Yo no te quiero para ver los atardeceres juntos en la playa,
ni para tomarte de la mano por los centros comerciales
ni para que bailemos juntos alguna canción los fines de semana.
Ni siquiera te quiero para que al abrazarte sienta que el mundo parece perfecto.
Yo no te quiero para que las canciones tengan destino,
ni para que los versos tengan sentido.
No te quiero para ver el mundo con otros ojos,
más bonito o más grande o más puro
o para que me importe un poco más el calentamiento global.
Yo no te quiero para estar tranquilo cuando todos corren y se caen
o mientras todo alrededor se hace pedazos
o para tomarte fuerte de la mano cuando el planeta finalmente estalle.
No te quiero para que me des alguna lección de vida,
o para que me enseñés a vivir,
o para vivir lo que tenga que vivir a tu lado.
No te quiero para parecer feliz ni para serlo
no te quiero para creer en algo
ni para que sentir que alguien me cree.
Yo no te quiero, patoja, para querer porque te quiero
ni para quererte como si quisiera que me quisieras
ni por querer sin querer queriendo.
No te quiero para sentir algo que nadie más siente
ni para que seas la mamá de mis ilusiones
ni de mis fantasías, ni de mis imaginaciones.
Yo no te quiero para algo, ni para nada, ni para todo.
Eso de querer fue hace mucho, hace tanto que ya no suena.
Aquí ya no se vale querer, aquí ya no nos podemos limitar sólo a eso...
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