Así como te recuerdo...

Así como me mirabas, con esa mística irrealizable
con esa mística cautivante;
Así como me esperabas, como gritabas cuando llegaba,
como corrías como loca, de arriba para abajo,
de adentro hacia afuera,
frenética
irreparable, con locura infantil y desbordada;
Así como caminabas a mi lado,
como sombra reducida
como verdadera compañera de la vida;
Así como temblabas en mis brazos,
así como realizabas la vida entre mis brazos,
así como repelías los demonios, los fantasmas, mis quebrantos
así como me querías, con los pelos erizos,
con el hambre perruna de verme.

Así como bailabas en mis manos,
así como coqueteabas con la muerte,
así como me enseñaste el poder del silencio,
el poder de un buen grito.

Así como esta tarde apagada,
como todo esto que se acumula y se pierde entre lo gris de lo irreparable.

Así como el viento que me absorbe,
así como el dolor de cabeza que me somete,
así como el hedor de lo que no se cumple,
de las promesas que se quiebran.

Así como tu colita moviéndose por el queso,
así como tus mañas de malcriada,
tu cara de rebelde,
tus ojos color cielo,
color "radicalsonora".

Así como el momento que compartíamos sin decir algo...

Así como el día que llegaste y aprendiste a subirte a los sillones,
así como el sonido de tus patitas bajando por las gradas...

... como el grito cuasi-llanto por una frase pronunciada agudamente y sin sentido.

Así como el recuerdo de verte dormir en la panza de mi papá,
y las noches que esperaste a que apagara la compu para dormirte.

Así como esa forma tan cómica de rascar la almohada para acostarte,
como las veces que te orinaste en mi cama.

Así como esperabas en la puerta cuando te decía "... vamos a la calle..."
como te subías al carro en frenesí descompuesto.

Así como tu caminar levitante por los daños irreparables de tus caídas suicidas
y el tiempo que me regalaste como amiga.

Así como entendías lo que te decía
(aunque nunca hiciste caso más que cuando te decía "... vaya con Pepe...")

Así como tu manera de arrastrarte cual soldado por la cama.

Como esa misteriosa mirada observando fijamente
esperando alguna señal, algún movimiento, algún sonido para acercarte.

Así como te recuerdo, como pude quererte
como pude entenderte y demostrarte el agradecimiento por lo que hacías cada noche
en mi mente, el contrarrestar el efecto nostálgico de mis enfermedades suicidas.

Como te hiciste querer por todo el que te conocía,
como reparaste un par de corazones de niños terminales, atrofiados,
en especial el mío.

Así con todo el remordimiento que me queda,
con todas las caricias que te debía,
con todos los momentos que no te di
y tus vestidos guardados para siempre...

Así
así amiga te vas para siempre
y yo regreso a mi asiento.

Hasta luego...
hasta siempre,
hasta la noche, hasta la madrugada...

no te cortés las uñas...
todavía quisiera escucharte correr
cuando grite tu nombre al vacío.

(Mitzu)

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