Hablemos

Hablemos del alfabeto de lo inerte, hablemos de lo interno:
hablemos...

Hablemos del infinito de lo efímero, de lo sublime, de las estrellas,
hablemos de la expectativa por el nacimiento del anticristo,
de la alfombra roja que conduce a tus labios,
del torrente turbio que conduce a tus piernas,
de todo esto y todo lo demás,
de la edición electrónica de los cultos religiosos,
de un taxi extraviado en el Centro.

Hablemos de algo, de todo, menos de lo de siempre.

Hablemos, si fuera necesario (aclaro)
de cómo me gustaría ser bambú o un elevador.

Hablemos del tiempo.

Hablemos del bebé de alguien que se cagó en su vida.
Hablemos del silencio.

Hablemos largo y tendido, como si necesitáramos un buen café,
o estar en un café al menos,
cómo si leyeramos las ideas del otro, de los labios,
como si comprendiéramos algo de esta vida o de la otra.

Hablemos de un vestido
y si combina con el sexo de alguna actriz que no conoces.

Hablemos de hablar y seguir hablando mientras hablamos,
como si fuera necesario, como si fuera vital
mantener los labios en movimiento, la saliva circulando,
los sonidos saltando de nuestra boca.

Hablemos de qué pasaría si finalmente habláramos.

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