Nostalgia impropia

Es como difícil, creo, siento,
el aceptar que hay voces/señores/almas
que nunca regresarán.

Aportaron, me dejaron algo entre sus acordes, melodías y líricas.

Es que tengo algo de nostalgia impropia,
algo de nostalgia externa, heredada,
adquirida en oferta: la mejor compra de mi vida.

En su momento, líderes indiscutibles
de una sociedad estigamtizada,
organizada para saltar al vacío,
una sociedad que creía/empezaba a abrir los ojos.

Ya no hablo de ellos, hablo de mí
y lo que se coló cuando los dejé entrar en mi cabeza.

Es triste, como decía, difícil de creer que ya no están,
y más aún, que es imposible pensar en una reunión
algo conmemorativo, con el pretexto recurrente
de recordar viejos tiempos,
de revivir viejos tiempos.

Uno no se da cuenta que lo que se revive son fantasmas,
espantos de una época que no regresa.

Se termina igual,
perdiéndose uno en su nostalgia,
en lo bien que se siente lo pasado,
sobre todo porque ya pasó.

En fin, es difícil entender esto, aceptarlo más que todo,
y recurrir a fotografías de sonrisas, de momentos retratados,
de momentos encerrados en un conjunto de siluetas,
de personas, de silencio eterno porque las fotos no hablan,
no se mueven, se quedan ahí,
donde se encontraron, donde se capturaron...
y aún con sus obvias limitaciones, ¡qué poder tienen!

Y es más difícil aún, porque entiendo todo
capto todo, ¿sintieron acaso esto, aquello, todo lo que siento yo mismo?
las carreras, infortunios circunstanciales,
los detalles como historias infinitas,
los golpes a lo divino, el resbaladero que conduce a las fauces de la revolución,
la pobreza humana, la humanidad dividida,
la división maldita de todo.

Y los gritos, el "escúchenme-tengo-algo-que-decir" que sonó,
que se hizo sonar, que reivindicó el género extinto en mi patria,
que le dio forma, que lo moldeó en su momento.

Qué pensarían hoy, juntos de nuevo... jamás lo sabremos.

Es que en serio, es el cáncer de nuestra época lo que me abruma
el realismo exacerbado y sobrevalorado de estos días,
soy yo mismo exacerbado y sobrevalorado en este momento,
con sangre por todos lados, todos lados, todos los lados,
con sangre en los ojos - letras - uñas,
sin salida.

El torbellino me trae un abanico de canciones,
benditas canciones, todo existencial, es el problema existencial del hombre
ese problema indiscutible, el que me aterra,
el que me clava un dolor de cabeza a cada paso.

Porque podría maldecirlo todo.
Podría consumir un trío de hojas drogadas.
Podría vender franquicias de mi alma
o alquilarla para los EMOs que nada saben,
que nada creen, que nada disfrutan.

Entre EMOs, reggaeton, música cristiana,
mal-llamado-pop y las putas rancheras de siempre,
esto de la música
se está íendo (como casi todo) a la mierda.

Ya lo dije una vez y lo repito.

Hagamos algo, corramos al pasado.
No hay algo nuevo bajo el sol, nada,
sólo esta mierda de música que se coló
en aquel mínimo descuido, inocente.

Estoy loco, soy un insecto raro que se resagó al pasado...

... en fin:
es pura nostalgia.
No mía, impropia.

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