Despierto

Yo no siempre fui puta, fijate. Aún hoy, no me siento puta puta -me dijo mientras abrochaba su brassiere a ciegas, con sus dedos encajando los dos extremos del broche en su espalda. No sé qué pensés vos de mí, pero a este chance le he tomado cariño, fijate -acomoda su pecho izquierdo dentro del brassiere negro- No es que sea una ninfómana enferma o una shuca de esas que sólo piensan en coger -sus ojos se extravían en la luz tenue de la lámpara que apenas muestra signos de vida sobre la mesita de noche al lado de la cama. Creo que soy más que todo, una estúpida romántica, como esas patojas masoquistas que les gusta por mal en las cosas del amor. Tampoco es que sea "emo", verdá vos... es una mierda más cursi que eso de andarse cortando las venas y odiando a todo el mundo -se abrocha uno a uno los botones de la blusa- El asunto es que todas las noches juego a enamorarme para terminar encontrándome todas las mañanas con el corazón roto, pero bien gozado.

Exhalo humo y miro el cigarro que, como hace diez jalones, sigue esperando a que yo le robe un poco de humo, mientras él me roba algo de vida. ¿Viste esa película de "Vicky, Cristina, Barcelona"?, me gusta pensar que vivo la mera esencia del amor, como dicen ahí, porque siempre lo tengo en mis manos, pero nunca está completo. Todas mis noches son poesía, todas las noches son una perfecta obra de arte. El lienzo que tengo es el más grande que existe: la vida. Me sorprendés -le digo- a veces decís tanta mierda y otras veces como que hablás con el corazón -ella sonríe. Pues el asunto es que el amor a mí me dura una noche y nunca tiene un final feliz, pero creo que eso es sano. Vivo la ilusión, tampoco creás que soy hipócrita. Me gusta pensar que el pendejo que me tocó esa noche me ama de verdad, que le gusto, que me desea más allá de la pura necesidad de quitarse las ganas... ¿viste "Fight Club"?, ¡a huevos que la viste!... va, ¿el asunto del condón como la nueva zapatilla de cristal?... ¡es taaaan cierto!... pues dentro de todo, me gusta la analogía de verme como la cenicienta moderna, a la espera de algún pendejo que vea más allá de mis minifaldas y mis escotes y que me lleve a vivir a su casota en algún condominio caquero... -ahora soy yo el que sonríe, mientras ella se abrocha el último botón de la blusa.

Desde este lado del cuarto donde estoy yo, en éste sillón que apenas se salva de ser víctima de la luz que emana de la lámpara de la mesita de noche, desde este rinconcito donde fumo mi último cigarro de la noche, la veo tan lejana y más que sólo verla, la contemplo. Desde aquí trato de descifrarla a través de la danza pagana del humo que se mueve despacio a través del espacio hermético en el que habitamos todos los martes y jueves de 6 a 9, tiempo que yo veo como "mi terapia con la psicóloga" y que ella más allá del simple negocio, ha empezado a ver como "el recreo con un cuate". Se sube el zipper de su intento de falda...

Hoy cumplimos 6 meses -dijo, mientras se hacía una cola en el pelo. ¿Ya 6? -dije yo entre incrédulo y exagerado. Sí, 6, y ni los he sentido -me respondió ella. Hacía 6 meses que la había encontrado en un bar en la zona 10, bien borracha, bien bien doblada, en posición de reposo sobre la barra, con una cerveza en la mano.

Recuerdo que llegué y me senté a la par de ella. Después de un rato, supongo que por efectos de la misma borrachera, decidió que tal vez era más cómodo recostarse en mi hombro que sobre la barra.

A la media hora despertó y me dijo "... ¿querés coger?..." y así empezamos la terapia...

3 comentarios:

Unknown dijo...

A veces uno encuentra en las personas menos esperadas o "insignificantes" cosas importantes; siempre me gusta esta clase de historias

Hikaru dijo...

Me encantan tus historias, imagino cada escena, los dialogos, las luces, el entorno. Increíble.

Saludos.

Tri'x No'j dijo...

Fuck Viejo! Qué buena historia...

Saludos,