Una plegaria

¡Que se quiebre el corazón!,
o como sea: dejame entrar.

Dejá que tiemblen las raíces,
que se estrellen las estrellas,
que retumben los oídos,
que se abra el suelo y se queme todo...

Que se caigan nuestros muros
y se abran nuestras puertas;
que tu aliento se acurruque con el mío
y mis manos toquen tu alma.

Dejá que todo el mundo se haga polvo
dejá que digan y que crean lo que quieran,
cerrá la brecha, cruzá el puente,
volá conmigo o
vení a abrazarme.

Que se rompan los silencios
que se partan los rencores
que se borren nuestros pasos...

... volvamos a empezar la historia.

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