Resombra

La ciudad por fin huele a algo,
se mueve como siempre, 
pero al fin brilla.

La ciudad cobra vida
bajo el cuidado de los zombies,
y los cuervos salen nuevamente
de sus nidos,
carroñeros.

El sonido de la electricidad llena el vacío
y los abrazos despreocupados
llenan las copas,
las cosas se renuevan
las letras crecen de los árboles
y el movimiento de sus hojas
nos recuerda que alguien está perdido.

Aquí no se sacrifican las reses,
aquí sólo se mortifican los santos
aquí sólo celebramos alguna fiesta pagana
y bebemos alguna sangre impura
y perdemos el encanto de alguna estrella fugaz
bajo los efectos de nuestra propia palabrería.

Y serán las banquetas nuestros colchones
y serán nuestras ganas el alimento
y será el semáforo que da nuevamente verde
el que nos guíe en el acto suicida
de salir a la calle.

Te pelaste vos, 
hoy si te pelaste...
 

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